
o en el fragor del casino
y si en la ducha te metes
allí estará mi destino.
Susurrando mil te quiero
cien caricias voy a darte
y una nube del cielo
cogeré para bajarte...
Y en esa nube mi amada
voy a desnudar tu cuerpo
a salvo de las miradas
de los halcones del tiempo.
Beberé de tu hermosura
el dulce néctar candente
para vivir tu locura
que me produce la muerte.
Recuerdame en soledad
cuando sedienta de besos
tu alma quiera gritar
por estar de mi tan lejos.
Ángel Reyes Burgos
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