Quiero navegar en góndola
en los ríos de Venecia
si eres tu esa paloma
que con los ojos, me besa.
Yo te arrullaré canciones
con sabor de gondolero
y también podré decirte
lo mucho que yo te quiero.
Una travesía romántica
un deseo palpitando
cuando acortando distancia
mi boca te esta besando.
Y en la plaza de san Pedro
cuando el agua lo permita
pasearemos admirando
maravillas tan bonitas.
Vente a Venecia conmigo
y al son de una tarantella
podré decirte a lo oído
que eres la novia mas bella.
Ángel Reyes Burgos
Pues ya sabes crayolita, a bailar conmigo la Tarantella para no morirte.
en los ríos de Venecia
si eres tu esa paloma
que con los ojos, me besa.
Yo te arrullaré canciones
con sabor de gondolero
y también podré decirte
lo mucho que yo te quiero.
Una travesía romántica
un deseo palpitando
cuando acortando distancia
mi boca te esta besando.
Y en la plaza de san Pedro
cuando el agua lo permita
pasearemos admirando
maravillas tan bonitas.
Vente a Venecia conmigo
y al son de una tarantella
podré decirte a lo oído
que eres la novia mas bella.
El nombre “Tarantella” deriva de una creencia popular del medioevo: durante las épocas de recolección en los campos, momentos en que participaban todos los campesinos, era muy frecuente ser mordido por animales que se escondían entre las plantas. Algunos de estos animales eran tarántulas: unas arañas venenosas muy difundidas en el sur de Italia.
Se creía que cuando se era mordido por una tarántula se entraba en un trance donde el único modo para no morir envenenado era bailar y danzar rápidamente, con batidos distintos donde cada batido tenía un efecto diferente en la persona, causando diferentes movimientos y gestos, y solo el movimiento justo podía salvar a la víctima de la muerte.
Ángel Reyes Burgos
Pues ya sabes crayolita, a bailar conmigo la Tarantella para no morirte.
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