Es tal la ilusión de tenerte
entre mis brazos rendida
que solo podrá la muerte
cauterizar mis heridas.
Heridas de no hacer realidad
los sueños que me dominan
cuando desde la noche gritan
mis deseos y fantasías…
Y me cuesta tanto dormir
que hasta no tener tus brazos
no podrá hacerme feliz
ni los sueños más hermosos.
Pero todo se me pasa pronto
cuando por la noche te llamo
y escucho tus hermosos suspiros
que me llenan de amor y llanto.